EN UN LUGAR DE CANARIAS


Los tinerfeños han disfrutado del cante y el baile desde los tiempos antiguos de los guanches. En el reino guanche, con el menceyato del Gran Tinerfe, se cantaba y se bailaba cuando se reunían con motivo de las juntas generales. Aquellas reuniones se convertían en festejos donde, además del cante y el baile, se disfrutaba de la compañía vecinal entre buenas viandas. Este menceyato es este lugar de Canarias, al suroeste de la isla de Tenerife.

Este lugar era muy conocido en tiempos de los guanches. Era el reino guanche más importante de Tenerife, donde residía Tinerfe el Grande, rey guanche de toda la isla de Tenerife.

Los bailes y cantos guanches se mezclaron con las influencias foráneas después de la colonización del siglo XV. La influencia española es la que más se nota, por la similitud de las fiestas municipales isleñas con los festejos de los municipios peninsulares. Las romerías, los festivales foklóricos anuales de los pueblos, y los bailes joteros, son tan habituales en los pueblos canarios como en los peninsulares.

En el siglo XXI este lugar se convierte en un foco de atracción turística internacional, con una intensa actividad cultural y de ocio, más atractiva por la cercanía de sus playas y costas donde poder darse un baño en el Océano Atlántico.

Además de sus costas, el interior de este lugar tiene muchos atractivos para ser visitados y disfrutados: cuevas y barrancos con preciosas cascadas, monumentos, miradores, centros culturales, centros comerciales, restaurantes y hoteles con todos los servicios para el relax y los cuidados… Este lugar cuenta con una universidad de verano, conectada con la Universidad de La Laguna, donde imparten cursos y talleres de muy variadas temáticas.

Uno de los talleres que más atrae es el taller sobre la vestimenta tradicional folclórica de este lugar y sus alrededores. Dejamos aquí algunos apuntes:

LA RUTA DEL FOLCLORE CANARIO

La vestimenta folclórica de Canarias está llena de colorido. Es una mezcla de la alegría tropical, con aderezos comunes con el folclore peninsular.

Sus trajes típicos están elaborados con técnicas y materiales artesanales. La lana, el lino y el algodón de producción artesana y local son los tejidos más usados para estos trajes folclóricos.

El lino se teje en grandes lienzos, consiguiendo una gran calidad por su resistencia y durabilidad. Con los tejidos más finos y blanqueados del lino se elaboran prendas de lencería.

El lino se puede mezclar con la lana de origen local, una lana áspera pero muy resistente, que tiñen con colores alegres.

Para las sayas, pañuelos, medias y manteletas, cinterías y galones, son más usadas las sedas, también teñidas de vivos y alegres coloridos.

EL TRAJE FEMENINO:

El traje femenino tiene influencias de la colonización, en el Renacimiento.


Como detalle peculiar canario, las mujeres suelen cubrir sus cabezas con sombreros de fibras vegetales, por encima de las mantillas, tocas y pañuelos con que cubren sus cabezas, y que antiguamente usaban para proteger cabeza y cuerpo de los fuertes rayos solares isleños.

La blusa puede ser de manga larga o corta, de color blanco, y puede llevar algún bordado de color en los bordes de las mangas. Sobre la blusa se cubren con un justillo.

El justillo es una mezcla entre un chaleco y un corsé. Va muy ajustado al cuerpo: su función es ceñir el cuerpo, por lo cual va muy ajustado y apretado por unos cordones serpenteados a ojetes por la parte delantera. No tiene mangas, y llega hasta la cintura o por encima de la cintura. También es llamado monillo o cotilla. Puede ser de diferentes colores y estampados, pero los más utilizados son los bordados, los encarnados y los blancos con rayas perpendiculares negras. Están hechos en telares manuales.

En lugar del justillo se puede usar el jubón, que es como el justillo pero con mangas, por lo cual era más utilizado en invierno.

Como complemento, se usan los pañuelos de hombros y las manteletas. Y para abrigarse, más, los capotillos de lana y los “sobretodos”.

El pañuelo de hombros es como un pañuelo de cabeza, pero más grande. Destaca por sus coloridos estampados. Se coloca sobre los hombros, y se sujeta juntando luego las puntas delanteras por debajo del escote del justillo, protegiendo y cubriendo todo el escote.

Las manteletas son como un pañuelo de hombros, pero con la forma de un chal.  

El capotillo es una capa corta, a la altura de la cadera aproximadamente. Los colores más usados para el capotillo son el azul, el verde, el granate y el blanco, y van ribeteados con una cinta del mismo color del capote pero con diferente tono. Los materiales más usados para elaborar el capotillo son el palo, la bayeta y el barracán.

Los mantones, también conocidos como “sobretodos”, son más grandes, son cuadrados y rodeados por flecos. Están hechos con lana, franela o algodón. De coloridos estampados, también cuadriculados y a listas. Antiguamente, además de ser usados para abrigarse, también se usaban como alforjas.

Por debajo de la cintura se llevan las enaguas: el refajo y la falda, y un delantal.

La enagua interior, también llamada zagalejo, va por debajo de la falda. Esta enagua suele ser de color encarnado, que era el color que se usaba antiguamente para esta prenda al ser la más cercana al período mensual de la mujer, y se rodeaba con unas cintas negras en la parte baja de la falda. En la actualidad también son usadas las enaguas de color blanco, ribeteadas en los bordes con cenefas bordadas y una cinta encarnada. El refajo es considerado una prenda de invierno, y se elaboraba en franela y bayeta.

La falda va desde la cintura hasta los tobillos. Es la pieza estrella del vestuario, por sus aspecto tan fastuoso. Es también conocida con los nombres de saya, enagua, brial, guardapié… Tiene estampados listados en vertical, con colores llamativos y altos contrastes entre sí, con predominio de las listas en azul, rojo y blanco, ya que son los colores más fáciles de obtener en los telares manuales donde se elaboran sus tejidos. El ancho de las listas puede ser variable, en función del color que más aparece dentro de la trama del tejido, o el que más se quiera resaltar. En función del ancho del telar, las faldas podrán ser de una pieza o hechas a trozos.

La cintura de las faldas está confeccionada de forma abierta a ambos lados, con una cinta a los extremos para ajustar la falda a la cintura. El borde inferior de la falda va protegido por un ribete que es una cinta de algodón o de seda, que también hace un efecto decorativo, además del protector. Este ribete será del color de alguna de sus franjas oscuras, sobre todo encarnado si la falda tiene franjas encarnadas. Además del ribete, para proteger la falda también está la barredera, que es una franja de tela que rodea y protege todo el vuelo. Así, cuando el ribete y la barredera se gastan, se cambian sin necesidad de cambiar la falda entera, ahorrando así tiempo y dinero.

En el siglo XIX también se empieza a llevar un delantal. Los delantales de los trajes antiguos son grandes, pues su función es proteger la falda de manchas. Los de traje regional, como mero adorno, suelen ser más pequeños, y están adornados con volantes, encajes y bordados.

Las medias para cubrir el pie y las piernas suelen ser de lana y de lino sin teñir. Cuando se tiñen pueden ser de otros materiales, como  el estambre, el algodón, el hilo, y pueden ser de varios colores: negros, blancos, verdes, encarnados, marrones... A veces se bordan, cuando son de seda. Sirven de abrigo y de adorno. Se tejen a 2 agujas, hasta la aparición de las máquinas de tricotar circulares, cuando empiezan a elaborarse de manera más automática.

Los zapatos de las mujeres son de tipo escarpin, de orejas para amarrar. Algunos llevan  hebillas, otros van atados con agujetas. Las hebillas pueden ser de oro y plata, como dote de las mujeres casaderas.

Antiguamente los zapatos eran usados por las clases más altas, y por las clases más bajas los días festivos. Estos zapatos festivos también se bordaban con hilos de seda y con hilos de oro y plata. Los zapatos se usaban para andar por las ciudades, pues por los caminos fuera de las ciudades se andaba descalzo. Había poyos a las entradas de las ciudades donde poder lavarse los pies antes de calzarse para entrar a la ciudad. Más tarde llegaron las alpargatas, para no ir descalzos por las afueras.

EL TRAJE MASCULINO:


En el traje típico del hombre, la forma del sombrero y la forma de llevarlo varían dependiendo de la zona de la isla y del clima que haya en las diferentes zonas.

Un tipo de sombrero muy peculiar y usado en todas las islas es el que forma parte de una vestimenta llamada la montera. Su origen procede del norte de España y de los turbantes moriscos. La montera está compuesta por un casco cónico sobre la cabeza, una visera unida al casco, y una capa cosida al casco que se cierra bajo la barbilla.

Antiguamente, aunque Canarias contaba con una industria sombrerera consolidada, con mucha producción, muchos  hombres usaban la montera porque era una vestimenta práctica y económica.

Hay monteras que no tienen capa, y los conos de la cabeza pueden ser más largos o más cortos, y de color marrón en diferentes tonos más claros o más oscuros.

Los sombreros usados en el traje típico canario masculino son también llamados cachorro. Las diferentes formas de los sombreros usados en diferentes zonas varían en las hechuras de las alas y las copas. Las copas pueden ser más o menos redondeadas, y más o menos altas.  Las alas pueden ser más o menos rectas y más o menos viradas hacia arriba. Cuando tiene la copa baja y redondeada, al sombrero le llaman la cachorra. Si tiene la copa alta y el ala recta, es llamado sombrero troncocónico.

Los sombreros se fabrican principalmente con lana, pero también se pueden ver sombreros fabricados con pelo de camello y con piel de conejo. Antiguamente los más pudientes adornaban sus sombreros con hebillas de oro y plata, que colocaban en la parte delantera de la copa, en una cinta. También eran adornados con otros objetos menos sinuosos, como flores, medallas...

También eran usados por los señores sombreros de tres puntas encima de pelucas. Este era un sombrero triangular, con sus alas levantadas, y lo solían adornar con cintas de oro y plata, o con cintas blancas entre las clases más populares.

Las camisas de los hombres son de lienzo, por debajo de chalecos con bolsillos y con botones metálicos. Estas camisolas son de gran tamaño, dejando gran amplitud en las axilas. Se suelen hacer con lino, más fino cuanta más calidad tiene, y en color blanco, aunque los marineros usan colores más vivos para sus camisas, como el azul, el rojo y el amarillo. Llevan fruncidos que parten desde la base del cuello, tanto por el delantero como por la espalda.

Un chaleco sobre la camisa puede ser negro o rojo, y con bordados. También es llamado jubón, una prenda ceñida al cuerpo, sin mangas, que cubre desde los hombros hasta la cintura, y abotonada por el delantero. Si lleva mangas se llama almilla. Los traseros de los chalecos y los forros eran confeccionados con telas más baratas, con linos, mientras que los delanteros se hacían con telas mejores y más vistosas. Los tejidos más usados para los chalecos son paños, lienzos, griesetes, tafetanes, y sedas bordadas. Se ribeteaban con cintas y cordones. Los colores más usados para los chalecos eran azules, verdes, marrones y negros. Dependiendo del aspecto del chaleco, de sus adornos y de las calidades y diseños, se denotaba mayor o menor poderío económico. Al principio se hacían sin cuellos ni solapas, después se añadieron a la prenda. Se sujetaban con almillas por delante, y luego se generalizó el uso de botones. Los botones más baratos estaban hechos con huesos, mientras las clases pudientes llevaban botones de oro y plata con filigranas.  También se usaba una moneda de Perú como botones, las “fiscas”.

La chaqueta es corta, y con guarniciones cuando es antigua. Las chaquetas más actuales son más largas y simples, tipo americana, ajustadas. Sus contornos llevan como protección unos ribeteados con cinta o tela del mismo color de la prenda. La estameña de lana es el material más usado para confeccionar estas chaquetas. Suelen tener colores oscuros.

Los calzoncillos tienen un corte recto, con tamaños variables. Son usados también por los luchadores de lucha canaria. Cubren desde la cintura hasta las rodillas, cubriendo los muslos en piezas llamadas perniles, y con diversas aberturas, tanto por el delantero como por la trasera. Al principio de utilizaba un cordón para el ajuste, luego se fueron incorporando botonaduras de hueso con nácar, oro y plata, e incluso hebillas que también podían ser de oro, plata, e incluso llevar piedras preciosas. Estos calzoncillos llegan hasta las rodillas, sujetos por la cintura, y con aberturas delanteras y traseras. Son de colores en tonos oscuros con negros, azules, encarnados, verdes, morados… Están hechos con tejidos ricos en su parte exterior, como terciopelos y sedas, y forrados de una tela ligera pero fuerte como el lienzo casero. Sobre los calzoncillos se pone otra prenda: el calzón de alzapón, ceñidos y ajustados por botones. Estos botones, al llevarse siempre abiertos, se van sustituyendo por perneras por donde asoman los calzoncillos.

Un fajín enrollado sobre la cintura y las lumbares sujeta los calzones y los calzondillos. Estos fajines son de lana o de seda, con estampados a listas o a cuadros.

Unas medias de lana, lino o seda bordada para las piernas y el pie. También usaban las polainas, que llegaban hasta tobillo desde la rodilla, y podían ser de lana o cuero.

El calzado puede ser un zapato o unas sandalias llamadas “majos”. Los majos se confeccionan con pieles crudas y se atan al pie.

Capas, anguarinas y camisuelas son prendas de abrigo.

La capa es la prenda de abrigo más grande, pues va desde los hombros, donde se sujeta, hasta los pies. Sobre la capa hay una pieza superpuesta, como otra capa más corta, llamada esclavina, unida por el cuello al resto de la capa. La esclavina llega hasta el codo. Se sujeta al cuello mediante un cordón. La capas suelen ser de colores oscuros en tonos azules, negros y pardos. Los tejidos son paños y burel, una lana gruesa y resistente. La capa es considerada una prenda elegante.

También como abrigo se usaban mantas, que eran como capas sin esclavinas. Estas mantas son de lana inglesa, a listas azules sombre fondo blanco, fruncidas por un extremo con unas cintas hasta acoplarse a la forma del cuello. Las mantas son usadas también por las mujeres.

La camisuela es una prenda que proviene de los esclavos moriscos que llevaban a las islas. Es con forma de túnica ancha, que llega hasta la rodilla, y con forma rectangular.

La anguarina es un gabán sin cuello, sin talle y sin botones.

LA RELIGIÓN:

La religión también tiene un papel importante en las fiestas municipales. En la cristiandad canaria se puede apreciar las influencias de los aborígenes, sobre todo en cuanto a rogativas contra plagas y sequías. Es común atribuir poderes milagrosos a las imágenes religiosas en el mundo rural.

Los cultos más antiguos de la isla se mezclan con la veneración de la imagen mariana. La virgen más venerada es la patrona de Canarias, la Virgen de Candelaria, cuya imagen está en una cueva frente al Océano Atlántico, en el municipio tinerfeño que lleva su mismo nombre: Candelaria. Su nombre procede de la candela, por la luz, una luz santa que guía hacia el buen camino. La Virgen de Candelaria es negra, como los aborígenes canarios, los guanches, que adoraban la luz de la estrella Canopo. Los guanches tenían a su diosa nativa, Chariraxi, nombre guanche cuyo significado es “la que sostiene le firmamento”. De esta diosa, sincretizada con la devoción mariana del cristianismo colonizador, se creó la Virgen de Candelaria.

En las fiestas populares son habituales las exposiciones y representaciones de labores rurales. En este lugar se hacen exhibiciones gastronómicas con el queso y el gofio como protagonistas. También sobre el cuidado de los animales, trasquile de las ovejas para aprovechar sus lanas… Uno de los culto marianos más antiguos de Tenerife, desde el siglo XVI, está en este lugar. Se festeja en honor a su patrona, la Virgen de la Encarnación, alcaldesa perpetua de este lugar. Las fiestas de este lugar comienzan el segundo domingo del mes de octubre.

Como es habitual en otros pueblos de España, los vecinos del pueblo sacan a la virgen patrona de su ermita, para llevarla al lugar donde estará mientras duren la fiestas, frente al océano.

El 20 de enero en este lugar se celebra una romería en honor a San Sebastian, que es el copatrón del pueblo. Los pastores son los que más veneran a este santo. Durante la romería se recuerda cómo la patrona del pueblo, la Virgen de la Encarnación, se apareció por primera vez, en un lugar llamado “El Humilladero”. En este lugar se depositan ofrendas y se realizan peticiones y rezos a la virgen. Allí también se hace la bendición del ganado con el agua del Océano Atlántico.

El Corpus Christi es otra fiesta típica peninsular que también se celebra en este lugar. Las calles del pueblo se cubren con alfombras de flores. Para ello utilizan principalmente sal coloreada, aunque también lo hacen con otros materiales: los más curiosos son los pétalos de flores y la tierra volcánica.

En Semana Santa, la Calle Grande de este lugar se convierte en el escenario callejero de las procesiones con el via crucis de Jesucristo, con más de 200 actores. Y en carnavales, el 11 de marzo se celebra el baile de mascaritas en los barrios de la localidad.

LA MÚSICA:

La música canaria es un compendio de influencias de tantas culturas, y tan diferentes, que han pasado por las islas. De los aborígenes: sus percusiones africanas. De la península: las jotas, el flamenco, las danzas del norte. De los emigrantes canarios que volvieron de hacer las américas: los sonidos caribeños. Más tarde se unieron las influencias de comerciantes procedentes de Europa: británicos, italianos, flamencos… Todo se va mezclando creando una riqueza de matices única en el mundo, que se refleja en piezas de baile.

Las piezas musicales con baile más practicadas en Canarias son la folia, la isa y la malagueña.

La folia es un cantar de sentimientos amorosos, con una danza delicada de grupos de parejas, una danza de amor, las parejas se colocan de frente unas con otras y no se tocan, sólo bailan moviéndose de frente y de un lado a otra, dando alguna vuelta, castañeando y mirándose a los ojos. Relacionan sus origenes con Portugal, con la danza cortesana y con los boleros.

La isa también se llama jotas o jotillas, procedente de las jotas peninsulares. Es un canto alegre, que se canta y se baila en romerías. Los instrumentos musicales que se usan son la guitarra, el laud, la bandurria y el timple. Se baila suelto, dando saltos y tocando las castañuelas.

La malagueña es un canto dulce, melancólico y sosegado, procedente de los fandangos andaluces. Toca temas emotivos y profundos, como el amor a las madres. El baile es por grupos de parejas que van formando corros, figuras, trenzados y túneles.

Y hasta aquí hemos dado unas pinceladas del folclore canario presente en este lugar y sus alrededores. Pero la mejor manera de sumergirnos en él es vestirnos con sus trajes típicos y bailarlo.

Buen viaje.

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