PLANEANDO PLANES CON VIDORI
Vidori,
mi compañera de trabajo y amiga, tiene el pelo largo, moreno y rizado, y
sus ojos son oscuros. Cuando el sol tiñe su piel se convierte en
mulata. Las arrugas que surcan sus ojos son consecuencia de su constante
sonrisa, luciendo unos dientes perfectos. Dice que vino aquí a vivir a
esta tierra porque la luz verde que se refleja desde el océano cercano
multiplica la alegría, una alegría verde, porque el océano es verde, no
azul como cree la mayoría de la gente. Cuando hay tanta alegría en algún
lugar, la vivienda sube de precio. Por eso Vidori, con su sueldo de
camarera, no puede vivir sola: tiene que compartir piso. Algún dia
espero que Vidori, rebosante en exceso de alegría oceánica, pueda venir a
vivir conmigo para descargar en mi jardín y mi castillo toda la alegría
que le sobra.
RINGO Y VIDORI, EN LA CAFETERÍA CLÁSICA DE LA TIERRA VERDE:
- No me lo creo.
- Es verdad.
- ¿Vives en un castillo? ¿En la tierra de nadie?
- Bueno, ese trocito de tierra es mía. Tengo un certificado de las
NAMUUN, un certificado heredado. También heredé un título… O sea, soy
noble de sangre azul (ja, ja).
- Mejor y más rico para los vampiros.
- Espero no encontrarme con ningún vampiro, como mucho algún mosquito.
- ¿Ves a ese hombre de allí? Ese que se sienta cada tarde frente al
ventanal, y se toma su café con su copa. Vivía en la franja, antes de la
guerra. Pero dice que ahora allí no vive nadie.
- Pues ahora vivo yo.
¿Continuará…?